Preservación del Alvéolo
Cómo conservar el hueso de la mandíbula después de la extracción
En ocasiones, la extracción de dientes es necesaria debido al dolor, la infección, la pérdida ósea o la fractura del diente. El hueso que mantiene el diente en su lugar (el alvéolo) suele dañarse por una enfermedad o infección, lo que provoca una deformidad de la mandíbula después de la extracción del diente. Además, cuando se extraen los dientes, el hueso y las encías circundantes pueden encogerse y retroceder muy rápidamente después de la extracción, lo que provoca defectos antiestéticos y el colapso de los labios y las mejillas.
La importancia de la conservación del alveolo
Estos defectos de la mandíbula pueden crear problemas importantes a la hora de realizar una odontología restauradora, ya sea que su tratamiento incluya implantes dentales, puentes o prótesis dentales. Las deformidades de la mandíbula provocadas por la extracción de dientes se pueden prevenir y reparar mediante un procedimiento llamado conservación del alvéolo. La conservación del alvéolo puede mejorar enormemente el aspecto de su sonrisa y aumentar sus posibilidades de obtener implantes dentales exitosos en los años venideros.
Métodos y Técnicas
Se pueden utilizar varias técnicas para preservar el hueso y minimizar la pérdida ósea después de una extracción. En un método común, se extrae el diente y se rellena el alvéolo con hueso o sustituto óseo. Luego se cubre con goma de mascar, membrana artificial o proteínas estimulantes de tejidos para estimular la capacidad natural del cuerpo de reparar el alvéolo. Con este método, el alvéolo se cura eliminando la contracción y el colapso de la encía circundante y los tejidos faciales. El hueso recién formado en el alvéolo también proporciona una base para un implante que reemplace el diente. Si su dentista le ha recomendado la extracción del diente, asegúrese de preguntar si es necesario preservar el alvéolo. Esto es particularmente importante si está planeando reemplazar los dientes frontales.